El golpe del Presidente.
-
¿es grave doctor?, un golpe feo por lo que veo en su gesto.
-
Tiene una fisura en su cráneo Doctor, mire aquí, ¿ve? Ahí justo ahí –
indicó Antonio Lucca, señalando un punto
de la radiografía que tenía en su mano..
-
Si, si… me rompí la cabeza. Ya veo, ya veo... flor de golpe se necesita para romper ese hueso.
-
Feo golpe Doctor, y menos mal que fue en la frente.
-
Sí, claro, en la frente… - respondió como perdido Aldo Novello.
-
Igualmente doctor vamos a hacer otros estudios. Ahora quédese tranquilo y
descanse. El vicedirector ya está enterado de su accidente.
-
Espere, no se vaya doctor… doctor…¿Cuál es su nombre? - preguntó Novello
dubitativo.
-
Antonio Lucca, el traumatólogo de guardia – contestó con voz cordial
-
Ah¡ sí. La guardia… del hospital Vermejo…
entonces…yo a vos te conozco…
-
Si Doctor, usted es el director de este hospital.
-
¿y cómo vine a parar aquí?, ¡no recuerdo¡
-
Por lo que dijo el enfermero, usted se cayó
en la entrada principal.
-
¿Cuál enfermero?
-
Roberto Caballero...
-
Ah¡ el correntino…
-
Si, tal cual. Contó que lo empujaron, se resbaló y rodó por las
escaleras. Está lloviendo muy fuerte afuera. La señora que lo empujo está con
un ataque de nervios y llora desconsoladamente. La está atendiendo su
asistente, la doctora Burquett.
-
¡qué pelotuda¡…
-
¡Doctor¡ ¿Qué dice? ¿Quién? – dijo sorprendido el traumatólogo
-
¡qué pelotuda. ¡ pe-lo-tu-da- ¡ - un pedazo de estúpida¡ - recalcó el Director,
desconcertando a Lucca.
-
Bueno cálmese Doctor Novello, cálmese¡, aparentemente fue un lamentable
accidente… ya le dije hay una tormenta muy fuerte y en ese momento llovía a
cantaros…
-
¡Sí claro¡ usted justifique, justifique nomás, total¡… Otro boludo más
justificando la estupidez ¡…¿eso hará cuando sea...algo.. en... ¡eso¡¡ ¿y la otra estúpida de Burquett?, seguro que se fue
a atender a esa pedorra que me llevó por delante y ni pasó por aquí…¡ahora
recuerdo, sí¡¡ una gorda bolsa de papas en chancleta fue quien me hizo
trastabillar¡¡
-
Doctor no hable así¡ ¡por favor está
gritando¡…
-
¿vos sos el doctor “putito, no?- dijo, hablando bajito susurrando la voz.
-
Aldo, Usted no está en sus cabales, por
favor, cálmese. Voy a llamar al enfermero.
-
Andá, andá¡ dale apurate “princesita” – le dijo socarronamente y susurrando
mientras le hacía señas obscenas con los dedos, introduciendo el índice de una
mano en un anillo hecho con el pulgar y el índice de la otra.
Antonio
Lucca llamó al enfermero con su intercomunicador mirando entre asombrado y
divertido los gestos que hacia el mismísimo director del hospital mientras le
seguía diciendo groserías.
-
Vení pronto Caballero, te necesito urgente en la guardia; y avisále al Vicedirector que venga urgente
también, está en su
despacho…decíle que el Doctor Novello necesita un calmante ¡ya¡
¿escuchaste? - “me ocupo “doc” , se oyó
por el comunicador…
-
¡Mira vos¡ pensé que ibas a buscarlo,
pero no, sacaste el telefonito de mierda ese y ahí nomas te comunicaste con el
correntino… ¡qué hijo de puta¡ ja¡
-
Doctor estos comunicadores los mando a comprar usted, y lo bien que hizo¡
-
Claro, claro, seguro; así lo encontrás
más rápido, claro. Se te debe hace agua la boca por el correntino ¿le viste la
pija?... seguro… el turro se come a todas la enfermeras de este hospital…¡ es
un puterío este hospital¡¡ ¡y ahora de
yapa mandaste a llamar al mequetrefe y arrastrado de Ibañez¡
-
Tranquilo, Doctor, tranquilo… el Doctor Ibañez me pidió que lo mantuviera
informado si es que surgía algún inconveniente con usted por mínimo que fuera…
-
Y sí, seguro, ¡claro¡ ¿cómo no va a estar expectante?, si me pasa
algo se queda como director el turro; y de paso podrá cogerse a mi mujer
también…
-
¡Bueno Doctor, basta¡,y pare de hablar,
que lo está escuchando medio hospital¡ - en ese instante la cortina del gabinete de
guardia se corrió haciendo un chirrido - ah¡ por fin llegaste Roberto¡ al jefe se le perdió un tornillo en la caída,
parece¡- dijo Lucca al enfermero que entró raudo en ese momento
-
Ehh¡ Correntino, viniste como un rayo¡. ¡Este es un guacho¡ - dijo Novello poniéndose serio y señalándolo - pero te aseguro Doctorcito que es el mejor
enfermero del hospital¡ vas a ser mi asistente personal, Correntino¡¡; a propósito,
correntino, ¿este ya te vio la verga?? ¿a ver silbate un chamamé... dale...
-
No doctor, no me la vio pero si no se calla se
la voy a meter en la boca a usted para que
de una buena vez deje de hablar gansadas¡ - Cállese¡ indico
imperativamente el enfermero.
-
Bue¡ sip¡ - Dijo Novello haciéndole la
venia con gesto militar - ¡ doctorcito ¡ aprenda esto, yo sé lo que le digo ¡ nunca
discutas con un enfermero, ellos dominan todo lo que pasa en el hospital¡ saben
todo¡, sé que saben todo¡.... dale ¨¡silbate un chamamé correntino¡¡
-
¿Le avisaste al Doctor Ibañez que viniera urgente y que traiga un
tranquilizante?
-
Sí, claro, debe estar por venir, salió detrás mío; y el tranquilizante lo
traigo aquí- dijo Caballero, poniendo su mano en el bolsillo superior de su
chaqueta.
-
No te preocupes, Doctorcito, ese Ibañez seguro que le anda mirando el ojete a
las enfermeras, por eso tarda…es un pajero¡... y, sí, Me va a venir bien una
buena droga, creo que estoy diciendo muchas gansadas… y…además puedo escuchar
lo que están pensando ustedes dos.... o me parece...¿se mueve solo el
estetoscopio suyo? .... kilómetro once, estas silbando kilómetro once... gracias Correntino...
-
No le estoy mirando el culo a nadie, Aldo¡ -
dijo el Doctor Santiago Ibañez en tono comprensivo con gesto
resignado mientras ingresaba en la sala
– ¿Qué pasa aquí, Doctor Lucca?
-
El paciente despertó hace dos horas, comenzamos a conversar y de pronto a manifestar una actitud digamos grosera –
explico tranquilo Lucca.
-
Aaaaayyyy¡ miralo al cabrón este¡¡ - ¡¡manifesté una actitud grosera¡¡ no te
digo¡¡ es un boludo¡¡¡ boludoooooo¡¡ - comenzó a gritar desaforado Aldo
Novello, burlándose del doctor Lucca.
-
Correntino, ponéle el calmante, ¡dormílo ya¡.
Aldo por favor por lo que más quieras, por favor colaborá,
estas desvariando feo, Aldo, por favor¡ - le dijo Ibañez a su superior mientras
se sentó al borde de la camilla apoyando sus manos en sus
hombros con firmeza.
-
Esta bien, Santiago – contestó el director, tenés razón – está bien, entiendo,
entiendo… metele correntino, estoy
reloco, dale, pinchá nomás, pijudo¡, pero acordate de lo que te digo
ahora, puedo mover las cosas y hacer que pienses cosas.... a ver, reíte correntino...
- Jajajaj¡ Si, claro. Te aturdió feo este golpe,
muy feo, amigo. Tranquilo, tranquilo -
dijo Ibañez mientras le hacía unas palmaditas suaves y alentadoras en el pecho
- Ponele diez miligramos, Caballero; y quedate
con él un ratito, ahora vengo, voy a hablar con el Doctor Lucca; y de paso le
digo a la doctora Burquett que venga para acá quedáte hasta que ella llegue.
-
Tranquilo Ibañez, andá, yo me quedo con el Correntino…¿viste? ¡te reíste, correntino, te reíste... ¡ah¡ y dejáme la
manzanita ¡¡ jaja¡- chupaculo¡¡ jaja –
dijo en tono bajito el Doctor Novello, mientras el enfermero le aplicaba
el calmante endovenoso.
.........
- Qué situación Dr. Lucca ¡qué situación¡¡
- dijo Ibañez ya en el pasillo - venga,
vamos a la cafetería y de paso le aviso a la Doctora que venga para aquí.
-
Espero que sea transitorio este trastorno, ¡justo ahora¡ …. Ah¡ que suerte¡,
ahí viene la doctora Burquett¡… Alicia,
por favor andá a la guardia de traumatología allí…
-
Sí, ya sé, están atendiendo al jefe, Acabo de hablar con
la doctora Krauss, me dijo que también va
para allí.
-
¿y quién diablos dijo que tenía que verlo
una psiquiatra ahora¡ justo ahora¡¡ estalló el vicedirector.
-
No sé doctor, no lo sé – es raro, me dijo que fue Novello...
- ¡¡Pero si Novello es el accidentado¡¡¡ Andá, por favor, andá y decile que es prematuro hablar todavía con él. Recién
lo sedamos y fuerte. Hacé lo posible para que no hable con él, por favor y ni
bien esté lo suficientemente tranquilo, sacálo de la sala y lleválo a una
habitación individual bien aislada.
-
Así lo haré, no se preocupe, entiendo perfectamente, sé las implicancias de
esta situación- contestó firme y muy seria …
- Vamos Lucca – dijo Ibañez agarrando del
brazo al traumatólogo
-----------
-
¡Qué situación… ¡qué situación¡- decía a
modo de lamento Ibañez mientras le hacía
el pedido al mozo de la cafetería, Tito.
- ¿Qué toma Lucca?
-
Un café, cortado.
-
Tito, Dos cortados entonces y un agua con gas, por favor.
-
Bueno Doctor Ibañez, como le decía, no es para tanto , seguramente el Doctor
Novello evolucionará bien del trauma…¿a que implicancias se habrá referido la Doctora Burquett?
-
Mire, Doctor Lucca - dijo Santiago, agarrándolo de la mano - esto es grave ¿entiende?, grave… y tiene que
hacernos un gran favor.
-
Si está a mi alcance, dígame.
-
Sí, está a su alcance. Escúcheme. Usted
todavía no escribió el informe del estado del paciente.
-
No, todavía no.
-
Bien, bien. Le pido por favor que no registre nada sobre el comportamiento del
doctor Novello durante su revisación ¿entiende?
-
Pero usted me está pidiendo que oculte una información médica¡ Me está pidiendo
eso Usted, escuché bien yo? - Lucca moduló claro la pregunta tratando de no ser
soberbio.
-
Si escuchaste bien – le dijo serio y tuteándolo – Mirá, necesitamos que hagas
esto que te pido, sería terriblemente perjudicial para todos que en un informe
médico del Futuro candidato a presidente de la nación figure que tuvo un severo
desvarío mental ¿entendiste?
-
Te entendí claro, Pero...¿candidato a presidente de la nación?... ¿el doctor
Novello?... ¡notable¡…, ese hombre es una máquina de trabajo y además con un
corazón grande como una casa… Pero¨, decíme, para las elecciones faltan dos
años ¿qué incidencia tendría un informe menor de un accidente firmado por un
traumatólogo de guardia?, dijo inocente el doctor Lucca.
.
-
Mucha, Antonio, mucha¡¡, creéme¡ los medios, Lucca, los medios¡.
-
No puedo hacer eso, debo escribir el informe tal como fue, hay testigos de la situación… El
doctor gritaba como un loco y…
-
Escucháme Lucca, escucháme bien, si vos escribís ese informe sin obviar el
desvarío, te digo clarito, bien clarito,
vas a ir atender quebraduras de arrieros en el puesto más cercano en la
reverenda concha de la nada de la cordillera ¿entendiste? – Espetó Ibañez, marcándosele un fiero gesto de ira en su rostro angular
y reflejado en el brillo de unos ojos
azules fríos como témpanos.
-
Me estás amenazando, contesto sereno y en voz muy baja, Lucca, tuteandolo
ahora.
-
Si, por supuesto, te estoy amenazando.
-
No sé que mierda te pasa Ibañez, ni podés y ni me vas a mandar a la cordillera.
Calmate, porque si me seguís hablando así
te voy a mandar al juzgado más cercano a tu domicilio, para tu
comodidad.
Los
dos hombres se miraron fijo y sin hablar por unos cuantos segundos. De pronto
Antonio Lucca, con gesto cordial, le dio una palmadita en la mano a Ibañez, que
a esa altura estaba tenso como un resorte.
-
Calmáte Ibañez, calmáte. Escuchá bien, vamos a hacer esto. Yo voy a escribir el
informe específicamente traumatológico,
hasta justo el momento que vos llegaste para revisar al Doctor
Novello,¿entendés?
- Sí, seguí...
- como un médico con jerarquía superior tomó
cartas en el asunto, es decir, vos, te hiciste cargo de la situación; es más, me indicaste que te hacías cargo y
por escrito en el mismo informe; en el mismo informe - repitió a propósito - ,
¿está claro?. Entonces, respecto a la lucidez y comportamiento de Novello, esa parte, justo esa
parte, la vas a redactar, o no, como
quieras, vos y nadie más que vos . ¿te parece bien?- Ibañez lo miró con
asombro.
-
bien, me parece bien - dijo Santiago dubitativo, meditando cada palabra de la
propuesta del Doctor António Lucca-
Disculpáme no fue una intención premeditada amenazarte - prosiguió
conciliador - me salió de puro desesperado. Me puso muy nervioso la situación,
Imagináte, creo que ese hombre será el mejor presidente de la historia que tendrá nuestro país
– dijo emocionado con lágrimas a punto de salir de sus ojos.
-
Estamos de acuerdo, Ibañez, estamos de acuerdo… por eso lo acompañaré en en esta
gesta…dijo Antonio Lucca firme y sereno.
Ibañez
lo miró pícaramente y dijo – No sos ningún gil, vos, de la cordillera a
Director del hospital...
- No me vengas con chiquitas, Santiago,
secretario de estado, dirás -
ambos se entendieron al instante.
ambos se entendieron al instante.
…………….
El
salón de actos estaba repleto, desbordante, lleno de personas expectantes por
el acontecimiento.
-
¿estas nervioso Lucca?
-
¡muy emocionado¡ dos años de trabajo intenso¡
-
¡ Tranquilo, ya llegamos¡ ¡ Llegamos Antonio¡¡
-
Si¡¡, este es un triunfo que nos merecemos más que nadie Santiago¡, ¡gracias a
vos¡
-
¨¡A vos tambien¡ - Le contestó exultante
Ibañez mientras se distraía mirando las caras de los presentes en el salón de actos - ¡mirá. Mirá¡ para allá -cuchicheó
señalando con un breve gesto con su barbilla hacia la otra esquina del salón - ¡la Doctora Krauss¡
-
¡Si, si¡ y cómo se vino¡¡ - dijo Antonio mientras lo codeaba a Ibañez en las costillas.
-
¡Qué par de tetas hermosas tiene la psiquiatra¡
-
¡Con ellas te vuelve loco¡¡ jaja ¡
-
Calláte¡¡
.......
.....Habla
al pueblo, a la Nación su excelentísimo Presidente, Doctor Aldo Gustavo Novello¡ - El anuncio de la locutora fue seguido de un
estruendoso aplauso, interminable, con voces y gritos de vítores y arengas
provenientes de todos los espacios del recinto. Todos de pié, con rostros de
inocultable alegría.
-
Gracias, gracias, muchas gracias - dijo el presidente haciendo gestos con los
brazos para aminorar la ovación. - tomen
asiento por favor. - La multitud le hizo caso inmediatamente, como si fueran
autómatas - Siento una alegría inmensa
por el honor mayúsculo que me ha concedido el pueblo de elegirme para presidir
los actos de gobierno de nuestra hermosa nación. Con semejante respaldo, nada
ni nadie podrá callarme, nada ni nadie - recalcó con un acento perturbador -
excepcionalmente solo la verdad que no es más ni menos que la necesidad del
pueblo, nada ni nadie más – en ese instante fue interrumpido por un fervoroso
aplauso - ¡Continúo, gracias.
¡silencio¡¡ - y el silencio se hizo al instante - y mucho menos nadie me dirá
lo que me conviene decir¡¡. Para eso estoy aquí, no para contarles la verdad
como si fuera un cuento, estoy aquí para honrar la verdad de la necesidad y
hacer lo que vinimos hacer, lo que vine a hacer, más precisamente.... por el
poder que me fue concedido… y perdón a
mis amigos queridos. Santiago Ibañez, Antonio Lucca … perdón por lo que voy a
decir y hacer, me viene de adentro, no lo puedo contener, es como un mandato…
es que… la verdad es necesaria aunque duela; y como perdí la capacidad de
ocultarla, de disfrazarla, por desgracia, en este instante la voy a decir sin
tapujos – dijo ya exasperado, mirando
con evidente pánico a sus dos amigos con un extraño gesto mezcla de pedir
perdón y sorna llena de poder.
-
¡¡Dios, no, no, no¡¡¡ por favor¡ no puede ser, musitó aterrado Santiago
Ibañez mientras observaba atónito cómo
Aldo Gustavo Novello, el presidente de la Nación utilizaba su mente para
dominar la voluntad de los presentes.
-
¡ Digo¡- continúo el presidente carraspeando por los nervios, esta vez con voz altisonante debido al creciente
murmullo del auditorio - ¡cállense ¡¡ párense todos¡- y todos se pararon - gritó, siéntense todos y guarden silencio; y todos se sentaron - ¡digo
aquí solemnemente y que me escuche el pueblo¡: ¡que todos, en este salón, son
un atado de hipócritas; Ustedes, todos ustedes¡¡ son lacras asquerosas que se arrastras hasta el
poder sin importarles nada, sin medir las consecuencias de sus actos corruptos
con tal de lograr privilegios, de arreglar contratos y manipular presupuestos¡¡son Lacra¡¡ y ahora retírense
todos, estoy agotado. Mañana daré instrucciones; y ustedes los que me escuchan por radio y televisión, apaguen los aparatos - ¡ .....¡Correntino¡ preparame un té.
y
todos se retiraron, en silencio.
y todos apagaron televisores y radios.
Todo quedó en silencio. Solo se escuchó el silbido del correntino.
(continuará)
y todos apagaron televisores y radios.
Todo quedó en silencio. Solo se escuchó el silbido del correntino.
(continuará)
ruben
bassi.
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