Estás aquí.

 


Te encontré y nos elegimos

en el último tramo del "qué sabe nadie"

esa última distancia interminable,

de la vida de hueso y carne.

Sí, te elegí para toda la vida, 

para toda esa vida,

de toda la existencia,

vida, que nos entregamos, 

vida, que nos regalamos,

a cambio de amar.

Transitamos este capítulo,

que posiblemente,

digo, donde posiblemente,

su final, sea  principio.


Sí que te elegí, pues me elegiste.

 Sin buscarte, sabía que estabas,

en alguna parte, de mi fantasía,

que se hizo realidad, en esta vida.


Te encontré rodeada de mar,

en tu isla, de tesoros escondidos,

en mi océano de sueños,

sin horizontes a la vista,

Sin más allá, ni más acá.


Ya estás aquí, dentro mío,

y yo en ti, en tu puerto,

rumbo a no sé dónde,

¿Qué importa, dónde?

¿acaso importa el dónde,

si el cómo y el cuándo

es la mismísima eternidad?

Estás en mí, quédate,

no iré a ninguna parte, 

que no nos pertenezca,

y sea por derecho, territorio, 

de nuestra soberanía.



R.B










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