evolución.
Medité profundamente
la situación laboral y productiva de nuestro país respecto a su propia
dinámica, la región y el mundo, principalmente a partir del tan mentado año
2000.
Modificación del sistema de aportes: provisionales, impositivo, tributario y legal del sector productivo acorde a la nueva modalidad de horario laboral.
Descentralización general de la administración pública y los poderes del estado distribuyéndolos en distintas regiones poco pobladas del país.
Adaptación del sistema financiero al nuevo orden laboral-productivo.
Reordenamiento geopolítico y poblacional.
Creación de millones de minifundios y pymes (con sistemas altamente tecnificados) estratégicamente vinculadas entre sí diseminadas en todas la regiones productivas existentes y alentando la creación y desarrollo de otras.
Restructurar el sistema educativo adaptándolo a las nuevas exigencias creativas y tecnológicas para la aplicación del conocimiento
En el actual sistema laboral-productivo no hay forma de generar más empleo genuino. Aun triplicando el PBI el impacto en la creación de empleo real será insuficiente en relación al constante crecimiento poblacional.
Tal estado de situación precaria de nuestro sistema laboral nos obliga a tener que transformarnos productivamente incorporando el concepto de unidades productivas asociativas coordinadas.
Incursiono y convivo en dos mundos, el del arte y el de
la energía. Ambos me enseñan y nutren respecto a cuestiones que son de vital
importancia para mejorar la calidad de vida humana. De ellos aprendí a
sintetizar un concepto: la creatividad y el hacer son fuente de energía de la voluntad humana.
¿Qué es un hombre
sin arte? ¿Qué es el hombre sin fuego? me pregunté en un corto ensayo que
escribí; "una bestia más bestia", me
respondí.
Estamos en una encrucijada de nuestra existencia como
hombres útiles.
Tratamos de
entender una realidad que no se queda quieta y que se transforma a cada rato al
ritmo de los acordes cautivantes de lo fútil y superfluo del organito
mediático, de los impactos violentos del avance científico tecnológico y de la catarata de información y conocimiento de Internet. Mientras
tanto, Tal es el estado de anómia o depresión en una parte sensible de nuestra sociedad ante el azote de estos
fenómenos, que inclusive está perdiendo la capacidad de recrear espacios de
belleza y armonía en su medio ambiente, en su convivencia cotidiana.
Es cierto, el
trabajo dignifica. Como también es cierto que tal como está planteado actualmente esclaviza y a la vez excluye.
La situación social
imperante respecto a las asimetrías propias de un país de "abundantes oportunidades para pocos" es inviable para proyectar una
solución sustentable de inclusión social- laboral.
Convivimos en una
sociedad donde la mitad de la población económicamente activa trabaja (incluido traslado) en promedio 12 horas diarias y la otra está desocupada (subsidiada, sub-ocupada o directamente excluida.) y
en ella, el sostén conductor organizativo primario, los dirigentes sociales y políticos por un lado y del movimiento de trabajadores organizados de asalariados, los
sindicalistas, como nos denominan, por otro, quedamos sin respuestas conducentes inmediatas ante tamaño problema. Somos endebles y vulnerables ante una sociedad que las reclama y exige.
Si seguimos sin respuestas, o peor, sin propuestas, seremos vencidos por nuestra
propia insuficiencia y posteriormente por ineficiencia. Por eso, creo que es tiempo de plantear hacia el conjunto desde nuestro
sector, el de los trabajadores organizados, un nuevo paradigma ordenador de las fuerzas productivas.
El mundo laboral debe explotar y exigir en forma
sistemática a las máquinas, a los sistemas robotizados, sustitutos de los esclavos y explotados; no al hombre.
Es imperativo establecer
legislativamente un marco de tiempo necesario para el desarrollo de un programa
de adaptación que permita resolver esta coyuntura en paz, sin protestas violentas, adaptando las necesidades y voluntades de las partes: los
trabajadores, el capital y el estado, para imponer:
Jornada máxima
laboral de 6 horas para los trabajadores en relación de dependencia en todas
las actividades.
Modificación del sistema de aportes: provisionales, impositivo, tributario y legal del sector productivo acorde a la nueva modalidad de horario laboral.
Descentralización general de la administración pública y los poderes del estado distribuyéndolos en distintas regiones poco pobladas del país.
Reordenamiento general tributario-impositivo. Especialmente en los productos de la canasta básica alimenticia y medicamentos.
Adaptación del sistema financiero al nuevo orden laboral-productivo.
Reordenamiento geopolítico y poblacional.
Creación de millones de minifundios y pymes (con sistemas altamente tecnificados) estratégicamente vinculadas entre sí diseminadas en todas la regiones productivas existentes y alentando la creación y desarrollo de otras.
Restructurar el sistema educativo adaptándolo a las nuevas exigencias creativas y tecnológicas para la aplicación del conocimiento
En el actual sistema laboral-productivo no hay forma de generar más empleo genuino. Aun triplicando el PBI el impacto en la creación de empleo real será insuficiente en relación al constante crecimiento poblacional.
La tasa de
crecimiento demográfico destruye cualquier proyección de inclusión Laboral en el
sistema tal cual está planteado. 6 de cada 10 niños que nacieron y nacerán en esta segunda década del siglo XXI no tendrán trabajo "formal", el del asalariado, en su vida adulta.
No hay manera de incluir en esta complejidad, es
imposible sin recurrir al subsidio.
Las actividades industriales y
agroindustriales, inclusive las
producciones primarias, dependen cada vez más de la automatización. Desde los
bebederos y comederos automáticos de criaderos, las producciones de hortalizas
bajo cubierta, cultivos extensivos, las cosechas de frutos de vides y frutales,
hasta la fabricación de autopartes, repuestos, y herramientas, minería, Todo el sistema productivo cada vez más automatizado.
Las nuevas formas de energía para vehículo y su gran autonomía de traslado, estaciones de servicio automáticas,
subterráneos y trenes sin conductores, barcos sin tripulación, lectura de medidores domiciliarios de luz
gas, y manejo de plantas generadoras de energía mediante tecnología comunicacional a distancia; sistemas de señalización terrestres aéreas y
marítimas, cabinas de peaje, los sistemas bancarios
mediante atención por cajeros automáticos cada vez más eficientes y por vía
Internet. El dinero plástico, los pagos de servicios en las cajas de supermercados que su vez son automátizadas . Las maquinarias viales automáticas, hormigoneras, excavadoras. En el mundo del arte las grabaciones de material musical y audiovisuales, los espectáculos tridimensionales,
sistemas de comercialización de entradas sin personas que atiendan
el mostrador. La indumentaria con tendencia a uniformar, Los telares atendidos por robots. Todo ello llegó, está aquí; nos presiona, nos engulle, nos, aplasta.
Aterroriza a quien está próximo a cumplir los años para jubilarse y a quien está estudiando en el secundario.
El exterminio silencioso: la pobreza, provocada por algo bueno, la tecnología ¡que notable paradoja !.
El avance científico tecnológico desarticulado de la organización y planificación social, productiva y del trabajo, profundiza la generación de situaciones de precariedad y formas marginales y delictivas para lograr el sustento, sobrevivir: explotación y discriminación de género, abuso u olvido de los dependientes y el trabajo infantil, trata de personas, esclavitud, robo, prostitución, narcotráfico; y a raíz de tal desatino, todo el negocio del universo de la violencia.
El exterminio silencioso: la pobreza, provocada por algo bueno, la tecnología ¡que notable paradoja !.
El avance científico tecnológico desarticulado de la organización y planificación social, productiva y del trabajo, profundiza la generación de situaciones de precariedad y formas marginales y delictivas para lograr el sustento, sobrevivir: explotación y discriminación de género, abuso u olvido de los dependientes y el trabajo infantil, trata de personas, esclavitud, robo, prostitución, narcotráfico; y a raíz de tal desatino, todo el negocio del universo de la violencia.
Somos ignorantes de nuestra propia evolución distraídos en
reyertas estériles de cuestiones distributivas que nacieron en el siglo XVIII cuando el hombre salía de la esclavitud y la
tracción a sangre.
Tal estado de situación precaria de nuestro sistema laboral nos obliga a tener que transformarnos productivamente incorporando el concepto de unidades productivas asociativas coordinadas.
En estos próximos 20 años, nada más que 20 años, de incrementarse un 50 % la aplicación tecnológica automatizada productiva hará que semejante impacto en nuestra masa de
trabajadores activos sea devastador; y peor aun, si nos descubre desprotegidos por falta de medidas preventivas asistenciales y de reordenamiento geopolítico durante la transición.
Asustémonos, tengamos miedo; pero enfrentemos con entereza la necesidad de la transformar el mundo del trabajo y la creatividad, para dejar de convivir con las terribles secuelas que dejan la pobreza la exclusión y la marginalidad; principalmente los propios trabajadores y sus organizaciones, los pequeños emprendedores y los grandes empresarios, las megaempresas, los capitales financieros todos debemos discutir y proponer en los organismos internacionales, los bloques económicos y con los Estados. Todos, en una mancomunión de voluntades con vocación de dar a los pueblos la solución que los pueblos demandan, vivir en paz.
Si llevamos esta perspectiva de reorganizar el universo del trabajo a escala planetaria, más de siete mil millones de habitantes estarán involucrados en ello. De lo contrario, provocaremos la extinción de una forma de vida que soñamos, para da lugar a otra; bestial, depredadora, irremediablemente autodestructiva y violenta, muy violenta, mucho más de la que hoy nos rodea, para los que comprendemos, entendemos y nos importa la vida de una manera pacífica y armónica.
Ruben Bassi
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