La fe, como la rama de donde agarrarse o como llave.

Corta es la vida del que sufre; larga su agonía.

 

 Esto de lo corto o largo en términos temporales de vida es una cuestión que comenzó a rondar por mi cabeza a partir de las mayores supuestas necesidades que supuestamente, por imperio de la lógica social debía esto concretarse en el tener, es decir, en ser poseso de bienes que tácitamente alargarían mi estadía en este mundo. Es muy rara por cierto esta composición; pero sí,  aparentemente, ser  un ser con posesiones, responsabilidades importantes, requerido y necesario; habría de ser la  clave del perdurar y existir, basado en el hecho de que los otros, al necesitarme,  alargarian mi estadía en la vida, incluso hasta después de mi muerte.

Aquellos que no entran en esta lógica, la del tener para ser y tener derecho a existir y perdurar , los más, la prole, los desposeídos minusválidos inválidos y con capacidades diferentes, los pobres del tener, y los pobres de espíritu; todos ellos en una misma sala de espera , aguardarían el paso del tiempo con la resignación de lo inevitable, o con la templanza del saber que hay un fín; con  la fe como la rama de donde agarrarse  o  como llave; o sin ellas, sin fe ni esperanza, como una especie de sin vida.

Los virtuosos fuertes, esos pocos, que algunos de ellos circulan por los libros como ejemplos imposibles,  que lograron con su propio esfuerzo modificar adquirir guardar y usar, no esperan,  no aguardan, no. Frenéticamente, como mandato genético acumulan creyendo en su afán que vivirán más. Sí, acumulan  bienes, dinero, influencias, hasta recursos naturales. Poder. Son los dueños temporales del tiempo de los otros.

En definitiva, desesperados todos, por tener más o por sobrevivir.

Con la suerte,  presagios o influencias,  viviremos lo suficiente para ver algunos que otros amaneceres más, rodeado de cosas cada vez más inútiles para tu condición  y que indefectiblemente desaparecerán, en el espacio material de la existencia. No te desesperes.