El aviso.



- Buen día amigo ¡¡ ¿voy bien rumbeado para llegar al Pueblo Chico?, es que allá atrás se bifurca el camino y no hay cartel ¡-

- ¡Buenos días¡…y…como dos kilómetros, más o menos… siga derechito que lo va a encontrar… va bien, va bien. ¡El cartel lo arranco anoche un borracho que se lo llevo puesto con la camioneta; desde hace algunos años está destinado a ser destruido, como si alguien quisiera que nadie sepa que existe Pueblo Chico.

- Las cosas, tarde o temprano se encuentran, amigo, tengan cartel o no... ¡Pero que calor hace  ¡

Mientras entablaba el dialogo caminé y me paré junto a él. El hombre estaba sentado a la sombra de unos álamos. Calculo que tendría unos ochenta años, muy flaco, enjuto, fibroso. De rasgos duros en su rostro. Piernas venosas. Tenía puesto una gorra color caqui, camisa de esas que se usan para ir a pescar llena de bolsillos, color verde viejo, bermudas cortas, verde, también; y calzaba sandalias. A su costado tirada en el piso, una bicicleta gris.

Era temprano. El sol ardía en el cielo y pegaba fuerte, muy fuerte…

- … y sí, es la época…me contesto afable y sarcástico - Es verano; y el verano es el verano, hace calor en el verano. ¿de Paseo?- me preguntó.

- No. bueno, sí, podría decir que si. Estoy buscando a alguien. De paso, disfruto el paseo y este paisaje tan lindo que se ve.

- No, si. No, si, podría... claro... Ah¡ ¡¿es policía Usted? - Se puso serio. Su voz, se hizo más grave al preguntarme. Sus ojos negros se clavaron en los míos, inquisitivos pero pacíficos.

- No…no exactamente, soy investigador privado. –Dije, tratando de encontrarme una ocupación…

- Ah¡ ya. Medio policía. Los investigadores privados son una especie de policía;  y que anda investigando?, este lugar es muy tranquilo, de gente tranquila y amable, ¡sabe?, no sé si me entiende. -hablaba lento, seguro de cada palabra que decía - ¡¿Hay alguien en problemas¡? - inquirió rotundo -  ¡Mire que los conozco a todos¡ como la palma de mi mano. Yo nací aquí, ¿comprende?... si alguien se metió en un brete, sería bueno saberlo, así evaluamos la gravedad de la cosa y le damos una manito al damnificado, como es de ley entre hombres buenos, A veces uno hace macanas cuando se aleja del pueblo. Bueno, depende de lo que haya hecho, claro. La justicia es la justicia; pero vio como es la cosa, el hambre, la necesidad, como el amor te hacen cometer actos que la ley castiga. No se si me entiende...

- Claro que lo entiendo; y no se preocupe, que a quien busco no hizo nada grave ni mucho menos. En verdad no se ni el nombre de quien estoy buscando

- ¡ Ahh bueno ¡. Qué curioso… ¡Ya se¡ un accidente, cuestiones del cobro de un seguro… Apuesto que es así ¡

- No, no ¡nada que ver ¡… Es difícil de explicarle, mire, se trata de una mujer…

- ¡upa¡ un amor ¡… de un día… sin nombres….en algún lugar… solo mencionó de donde era…y usted quedó enamorado ¡ bonito lío si la hembra en cuestión es casada¡.
Comenzó a reír a carcajadas, pero relajado, mientras volteaba la cabeza de un lado al otro, con los ojos cerrados…,. Una dentadura limpia y  de dientes muy blancos hacía más agradable ver reír a ese hombre.

- Es como le digo - continuó diciendo entre risa -, ¡ jajá¡ ¡Estas mujeres, estas mujeres ¡ siempre haciendo lío. ¡Ja¡… y mírese usted ¡ ja ¡. Bueno, vamos, tenemos taréa que hacer. -dijo de repente, intempestivamente, levantándose del suelo con una agilidad sorprendente - Vamos que lo acompaño, no quiero perderme esto; y si quiere de paso cuénteme de su vida, tenemos media hora de camino.

- Gracias amigo, muchas gracias, es bueno tener compañía. ¿le llevo la bicicleta?

- Bueno, dele, tome - ¿sabe andar?

- Si, claro. hace mucho que no ando en una.

- y dele entonces, tiene cara de querer subirse y pedalear - dijo en tono compinche.

Me subí y comencé a pedalear, dando vuelta en circulo alrededor de ese hombre en el asfalto de esa ruta solidaria. Me reía de la situación; inesperada por cierto. Nunca hay que despreciar un momento donde es posible expresar felicidad.

- no es bueno estar solo… a propósito ¡usted está en pareja?

- A que se refiere…- le pregunté mientras me bajé de la bicicleta y comencé a caminar a su lado, 

- ¡Si tiene mujer, hombre¡

- No, no. No tengo mujer, pero en cierta manera estoy comprometido…

- Es cura ¡Usted es cura, apuesto que es cura ¡. Claro¡ ¿cómo no me di cuenta antes?, investigador y policía, eso es un cura, las dos cosas juntas. 

- Bueno, sí, algo así…- dije sonriendo -

- Pastor entonces. Mucho gusto, soy Nicanor - dijo, mientras me tendía la mano.

- El gusto es mío. Rafael, es mi nombre…

- La pucha amigo, que mano caliente tiene usted ¿está afiebrado?, se siente bien?

- No, no se preocupe, es normal para mi.

- ¿su apellido?

- ¡Mi qué?

- Su apellido, el nombre de su padre, … ¡¿Usted está mareado por el calor, no?
  
- Ah¡ sí, mi apellido, Angelisi. 

- Italiano, apellido italiano,.. Y si, mírese... Usted tiene estampa italiana…

- Ah¡ sí, claro ¡... la estampa…

- ¡ y su madre ¿Cuál es el apellido de su madre?, discúlpeme que le pregunte, soy muy observador del origen de la gente y de las cosas.

- ¿Mi madre…? Bueno, es que no tengo madre… es decir… no conocí a mi madre…

- Ah¡ ¡Que terrible no conocer a la madre¡  - conocí un amigo que le paso lo mismo que a usted, siempre con la mirada a media felicidad... No es su caso. Usted tiene una mirada plena, de esas que indican. Dígame: ¿y cómo es eso? ¿su padre no conoció a su madre?, ¿no le contó algo sobre ella, a usted?…

- Es que fui adoptado por una institución… me encontraron, por así decirlo.  – respondí rápidamente…

- Bueno, disculpe,… cosas de la vida…no quise molestarlo, es que me gusta indagar. El origen de uno, ¡es tan importante el origen!…

- Claro, el origen, lo entiendo, el principio, es importante, ¡¿qué le parece?¡ tiene Usted mucha razón Nicanor…- lo mire de reojo, el viejo estaba siempre sonriente y me miraba los pies cada cinco o seis pasos…

- Lindos zapatos tiene puestos, de mucha calidad ¡pero inapropiados para la ocasión, más bien son para una fiesta, ¡ le deben doler los pies! ¿Cómo llegó hasta aquí?...

- Me baje del transporte en la ruta principal antes de llegar a la rotonda… quería caminar un poco y disfrutar el paisaje, el conductor me dijo cuatro kilómetros y no me pareció mal hacerlo a pie….

- Ah¡ si¡ caminando. Es así cómo se debe llegar a las cosas trascendentes, caminando, despacio;  Y bue, mire como son las cosas, si usted no hubiera tomado esa decisión no nos hubiéramos conocido… que cosa el destino, que cosa… ¡Lo voy a ayudar ¡ ¡ si señor¡ le voy a echar una mano en este asunto. Tengo todo el tiempo. Soy jubilado, vio.

- ¡Pero no se moleste mi amigo, tengo buen olfato para la búsqueda¡ - le dije sonriendo.

- ¡y dónde va a parar Usted? Encargó habitación en el hospedaje?, hay cuatro habitaciones, nada más…y casi siempre están ocupadas por los ingenieros del ferrocarril…

- No, no hice reservación alguna… es que estaré por aquí algunas horas… solo hasta las siete de la tarde, nada más…

- ¡qué va! usted se viene para mi casa, está justo frente a la plaza. 
Tomamos unos mates y descansa los pies un rato, de esos zapatos de casamiento.

- Como usted quiera Nicanor, es un gusto… es buena su compañía en este día.

- Faltaba más. Usted me cae simpático, tiene cara como de sorprendido por todo… ja¡


Llegamos a su casa, rodeada de una arboleda de eucaliptos que aromaban el aire fuertemente. En frente, la plaza. Llena de árboles, arbustos y canteros con flores. Glorieta, columpios toboganes, sube y baja, bebederos de agua, un monumento al fundador del pueblo en el centro, senderos de piedritas blancas, bancos de madera pintados de verde inglés. Toda una plaza, una gran plaza, en proporción al tamaño del pueblo.


- Venga, entre, póngase cómodo, desde este jardín podrá seguir mirando hacia la plaza. Es el orgullo del pueblo, el centro del universo de este lugar. El fundador de este pueblo fue mi bisabuelo. Decía: un lugar donde vivir debe tener un espacio amplio para compartir momentos importantes de la vida en donde nos podamos encontrar todos, donde uno se divierte con las personas que uno quiere, un lugar de encuentros.

- Un hombre sabio su bisabuelo, es bueno tener un lugar de encuentro que deje recuerdos gratos...

Aquí,  vienen a jugar todos los niños, por la tarde. A veces me pregunto ¿de donde salen tantos niños en un pueblo tan chico? Parecen cotorras gritonas; y mas las cotorras verdaderas imagínese, se arma un griterío descomunal de pájaros y niños, ya lo va a escuchar¡ jajá… ¡qué toma?, ¿le apetecen unos mates?

- Agua por favor, y unos mates también…

Había en el jardín dos sillones grandes, con respaldo alto, de esterilla, apoyabrazos anchos y almohadón color azul en el asiento…

- Siéntese cómodo y sáquese esos zapatos. ¡Andar con zapatos de casamiento caminando en la ruta y en verano. ¡ Qué personaje ¡. Mire, allí a la sombra, en ese lugar, venga –señaló- está más fresquito, cerca de los malvones. Ponga los sillones ahí, justo ahí.

- Gracias Nicanor ¡.- Me senté donde me indicó. Desde ese lugar, la plaza, se veía como una postal panorámica. Eran las once de la mañana, los niños estarían allí por la tarde a las cinco; y las cotorras….

- Aquí tiene Rafael, agua fresquita, ahora traigo el mate…- Dígame ¿Qué edad tiene la mujer que viene a encontrar?....

- Calculo que unos…. Seis años…

- ¡La pucha!¡ No me diga ¡¡ ajá¡ Usted tuvo una hija con una mujer de aquí ¡ esto se pone más interesante de lo que esperaba. Le recomiendo encontrar a la madre primero….pero me parece que usted no la quiere ver a la madre…me imagino, por su actitud. Debió haber terminado mal la cosa…, entiendo, no la quiere comprometer… seis años… ¿¡quién se fue del pueblo hace seis o siete años y volvió?… mmm, se casó ni bien volvió…, a ver… Ah si¡ esta chica, ¿cómo se llama? ¡Delfina! la maestra Delfina.

Me quede mirando al viejo con infinita dulzura, para él era un juego aquello. Decidí seguirle la corriente…

- ¿Delfina?, no me parece… ¡y cómo es Delfina?.. Pregunté sereno con una sonrisa en los labios…

- ¡ Delfina¡…Linda piba che, linda piba. muy blanca para mi gusto, la Rusita le dicen, muy rubia, flaquita y pechugona; y sonríe como un ángel, parecido a como lo hace usted, pacíficamente...

- ¡Mire Usted que observador de las mujeres del pueblo!

- Es que la Delfina es un ser muy especial, sabe…. Dicen que conversa con los espíritus. Una médium.

- ¡ Aja¡ mire usted, médium….

- Creer o reventar, hijo, ¡ja¡- dijo sentencioso; y continuó: -  El marido es un morocho de dos metros. Pedro. constructor el hombre. Buena persona, trabajador… muy serio; y  domador de caballos, también, al estilo indio, de abajo… Bravo en la pelea el tipo. Me acuerdo cuando un tal Bernabé, un tipo  de otro pueblo, se quiso hacer el vivo con la Rusita, estaba “alzado” el hombre ¿me entiende?, caliente; y se hacía como que estaba en copas. Así que en el medio del baile se le arrimó de atrás y la agarro por la cintura a la Rusita, medio como que le manoseo el busto; y Justo entra el Pedro, ¡para que!, se le fue al humo como un toro. Para hacerla corta, ese Bernabé estuvo dos meses con la quijada enyesada y seis costillas rotas, tomando líquidos con un sorbete en la cama del hospital. ¡que paliza¡ no había forma de pararlo, el que se acercaba la ligaba también. A ese Bernabé le salvo la vida la hijita de Pedro. Tenía en ese momento unos tres añitos la mocosa. Quedamos todos mudos. Se acercó al padre que estaba meta darle trompazos al otro, le toco la pierna y el animal se quedó quieto de repente. Lo agarro de la mano y se lo llevo mansito como un cordero…

- Cuénteme. ¿Cómo es esa niña, cómo se llama?

- ¡La gurisa?, ¡ Una tromba ¡. hiperquinética. No para un minuto, anda de aquí para allá como un conejo… Cosa seria esa chica, baila, canta, toca la guitarra, hace piruetas en el aire… ¿Sabe?, a los dos años más o menos, se largó a decir cosas en una lengua que no se entendía ni jota y hacía dibujos que parecían constelaciones. Mi mujer, que en paz descanse, que dicho sea de paso era curandera, una bruja, para ser más preciso, me decía: esa niña vino del cielo…

- ¡y cómo se llama la niña?. Pregunte nuevamente muy atento a la respuesta…

- Milagros….. Milagros Del Solar… Oiga… ahora que lo miro, los ojos de ella tienen el mismo color que sus ojos ¿qué son, verdes azules; celestes?

- Es el reflejo del sol, ojos color del tiempo, dicen….


Tomamos unos mates mientras conversábamos de todo un poco. Me quedé dormido. Cuando desperté tenía los pies descalzos sobre el césped…, los zapatos con las medias adentro, al costado del sillón. Nicanor, silbaba una melodía, bajito, mientras regaba las plantas. Malvones petunias, geranios…El aroma a la humedad de las plantas recién regadas me llegaba en oleadas suaves e intermitentes de brisa fresca

- ¡Que hora es?- pregunté sobresaltado…

- Las cinco. ¡ Que siestita se mandó, Rafael, roncaba y todo ¡. Mire, allí están los niños, ….

La vi inmediatamente, sonriente, gritando como un indio haciendo el uuuuuuhh, tapándose y destapándose con la mano la boca. Era hermosa, de cabellos castaños rojizos, tenía puesto un jardinero azul, con florcitas, margaritas, estampadas en el pecho. Sonreí satisfecho, era ella.

- Es ella, Nicanor, es ella…

- No podía haber sido otra… Milagros… Venga Rafael, vamos hasta la plaza, lo acompaño, no es bueno que lo vean solo conversando con una niña…

- Gracias amigo. Espere, que me pongo los zapatos….

Lentamente nos acercamos. Estaba en el columpio, se hamacaba con fuerza. Sus cabellos le llegaban hasta la cintura, Reía, con los ojos cerrados echando la cabeza para atrás… Nicanor se retiró unos cuantos metros y se sentó en un banco de la plaza.

- Hola - Le dije con voz firme y tranquila…

- Hola, viniste…. Vi como dormías la siesta….se ve que estabas cansado - me contesto serena, mirándome con ojos mansos.

- Si, aquí estoy… ¡como estás, Inmoe?

- Muy bien, Imoc, muy bien. ¡Mirá que lindo cuerpo nuevo tengo…!

- ¡Sos hermosa realmente!.

- No tardaste en encontrarme.

- Es cierto, te encontré pronto. Naciste en un lugar muy bonito ¿estas feliz, aquí?

- ¡!Muy, pero muy feliz¡¡ me encanta estar aquí, pasaré esta vida aquí; y desde aquí el mundo. Ahora decime ¿Dónde está él, Imoc? No tardaré mucho en partir. …Ya sé que no puedes decirme donde está… pero al menos dame una pista…

- Inmoe, escúchame: Narucbe despertó de pronto de su amnesia, escapo de su cuerpo y salió a buscarte lleno de ira, se perdió en los confines de la creación. Quería decírtelo, él está enviándote señales y repitiendo tu nombre constantemente; y que solo vos podes oír. Antes de que pierdas la totalidad del contacto conmigo debes saberlo. Una chispa de tu ser te revelará y te guiará hasta mí cuando partas de aquí, inmediatamente después de que dejes este cuerpo tan bonito que hoy tienes. Te ayudaré a encontrarlo, no lo dudes.  Sabes lo que significa esto que te anuncio. Vengo a darte olvido.

Detuvo bruscamente el balanceo, quedo inmóvil, con el rostro serio, mirando al suelo, largos segundos. Levanto la cabeza, miro al cielo y cubrió su rostro regado de lágrimas con sus manos.

- Llevame contigo, Imoc, por favor, no me borres la memoria de mi en este  ser, por favor…Sácame de este cuerpo ahora, quiero ir a buscarlo¡

- Querida amiga, sabes que no puedo hacerlo. Por algo así se desató una tremenda confrontación entre potencias y potestades. Te prometo que yo mismo saldré a buscarlo… pero es imperativo que no lo reconozcas en esta vida… Por lo que más quieras, debes entenderlo.

- Es injusto Rafael, es injusto. Es la segunda vez que pasa, primero fui yo, secuestrada por esos malditos que dejaron a Narucbe inconsciente y de los que me rescataste hecha pedazos. Ahora esta locura…

- Veré que puedo hacer, mientras tanto estate aquí, en este lugar estás segura. Apenas es un momento de espera, esta forma de vida en la que estás es apasionada y vive poco tiempo pero te dará la sabiduría necesaria para prepararte para lo que te necesitamos. El humano tiene el conocimiento de la misericordia.  Hasta pronto Inmoe. Se feliz;  y da vida….

- ¡No por favor¡ no ¡….


La vi alejarse hacia las otras niñas, corriendo como un gamo. Sonreía feliz. Aplaudía y daba saltitos. Nicanor se acercó silencioso hasta mi. Me puso la mano en el hombro mientras me daba palmaditas. Era cierto, la plaza era ahora un griterío de cotorras y niños confundiéndose entre sí. 

- Mírela Rafael, parece un conejo bailarín. Le dije, esa niña sí que es especial….

- Uf¡, ya lo creo. Toda una potencia… Dígame, Nicanor, ¡usted está apurado para irse de aquí?

- ¡No¡ ¡qué va?, para nada, la paso lindo en este lugar. ¿Por qué? ¿Hay algo en que pueda ayudar?... Oiga, esa mirada… ¿qué me dice? ¿Irme para el otro lado me está queriendo decir?

- Si, claro, el otro lado … Escúcheme atentamente, cuando deje su cuerpo, quédese cuidando a Milagros, hasta que ella también parta…

- ¿cuidarla de qué, amigo?.

- De que no odie ni se le llene el corazón de rencor. Eso la debilitaría para hacer lo que debe hacer cuando parta. La necesitamos impotuosa, pero serena y ecuánime a la vez.

- Bueno, ajá. Así será. No le entiendo nada, pero de eso se trata, no entender pero sentir; y sentí bien fuerte lo que usted me pidió, no se preocupe.  Así debe ser ¿no?.... ¡Pero mire usted¡¡ ¿Así que así como así, nos separamos del cuerpo y nos vamos…? ¿Así de sencilla es la cosa…?. Bueno, si es así, Hasta pronto, entonces.

- Hasta pronto Nicanor y gracias por los mates. A partir de ahora no recordara nada de nuestro encuentro, usted comprenderá…

- Desconfiado el ángel, o lo que usted sea. ¡Ande, y haga lo suyo…. Que para eso vino¡.

- Se…

- ¡Un momento, un momento, ¡ espere, espere ¡ me grito el viejo con desesperación interrumpiéndome.

- ¡Dígame,¿ qué le pasa?¡

- El número, dígame el número¡

- ¿qué número?

- El de la quiniela de la noche, en la nacional, por favor!

Lo miré sonriendo, su cara era toda alegría. Se me quedó mirando anhelante con sus manos apoyadas en mi pecho…

- ¿toda la cifra? - le pregunté, entrecerrando los ojos, mirándolo cómplice.

- Y bueno, dele nomas, para que vamos andar con chiquitas. - me contesto, guiñándo el ojo.

- Se feliz.

Nicanor Se alejó caminando despacio hacia su casa. De vez en cuando giraba la cabeza para mirar donde estaba Milagros.




ruben bassi





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