Colgar cuadros en las nubes


Cuando decimos que  la unidad; el ejemplo, “las cosas”, la organización, comienza de abajo hacia arriba  ¿en que pensamos?, ¿qué queremos expresar al pronunciar un axioma que indica al menos la intención de un principio de orden?; bueno, precisamente, me digo, es la base elemental del orden de las cosas y máxime de aquellas que están paradas a partir de la superficie y que se desarrollan hacia arriba, en dirección al cielo; y que gracias a ello tienen un abajo y arriba y costados por obra y gracia de la fuerza de gravedad, el suelo y el horizonte.   De las construcciones de la naturaleza,  Los árboles. De las humanas Podríamos decir: los edificios y nosotros mismos. De este modo, el orden de las cosas adquiere un sentido práctico de desarrollo que supone que esto del abajo para arriba comienza simplemente porque las cosas tienen que estar agarradas, ancladas, sujetas: al piso, el suelo, la tierra; tienen que sustentarse y en algunos casos sujetarse, aferrarse lo mejor que se pueda.
Nosotros, los constructores de la mayoría de las cosas que necesitamos para morar lo hacemos, de abajo para arriba. Aunque es cierto, que el principio del principio en muchísimas cosas es al revés, de arriba hacia abajo. La semilla por ejemplo, va de arriba hacia abajo, se entierra, su raíz crece, hacia abajo un tanto,  sujetándose firmemente para luego si, desprender un tallo que va hacia arriba, en busca de los elementos necesarios para su subsistencia que se encuentran en la atmosfera, el aire y los rayos solares. Nuestras moradas: hacemos un pozo para abajo para luego enterrar anclajes y encadenados que sujetarán y asirán lo que ira apoyado en esas bases hacia arriba.
Aquí tenemos el principio de toda la construcción del hacer humano, inclusive de su dinámica de pensamiento material y también espiritual,  que por lo visto, tampoco puede escapar a la lógica impuesta por la fuerza de la gravedad. Siempre hay una fuerza superior que nos impone un método.  Siempre habrá en cualquier principio de construcción una forma de inicio que es imposible que sea de otra manera, en este caso, aquí en el planeta tierra: de arriba hacia abajo para anclar y asentarse y de abajo hacia arriba para crecer y buscar elementos de sustento en el espacio natural donde desarrollar la vida.
La construcción de las sociedades no escapa a esta lógica, ni la de nuestro propio ser, por supuesto; por ende,  cualquier pensamiento y acción que quiera modificarla será contraria a las leyes inmutables de esta naturaleza y de  este universo que conocemos, inclusive, de nuestro ser interior. Experimentar cuestiones distintas teniendo el poder para hacerlo, aunque fuera en forma casera puede ser peligroso y hasta nocivo. Es como romper la matriz de la célula madre; como intentar andar durante nuestra vida caminando de manos con los pies para arriba; es cambiar las flechas de circulación de una avenida de dos manos si avisar a nadie. Como intentar gobernar una comunidad haciendo que los anclajes de la construcción política estén agarrados a las nubes.

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