Es viernes

Hemos recorrido un camino de algunos cientos de miles de años construyendo civilización. Miles de millones de humanos, nosotros, a la largo de la existencia hemos muerto, nos morimos. La finitud. La incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. La única verdadera revelación que el hombre conoce del futuro, es la muerte; El fin, la omega; y nuestra mayor virtud premonitoria: saber que dejaremos de estar. En este tránsito de algunas décadas por este pasaje existencial de la vida, aproximadamente en promedio somos contemporáneos de más de veinte mil amaneceres mientras deambulamos por el espacio montados en la esfera casi redonda llamada tierra, girando alrededor del sol; y junto a él, hacia el Ápex, lejos, muy lejos; tanto que nuestros días apenas son milésimas de algo que existe. Somos un Bosón de Higgs propiamente dicho, apenas existimos por un breve lapso en esta inmensidad de inmensidades. Mi mente no tiene la menor idea de cómo procesar semejante información y de lo que pasará en el transcurso de este viaje a velocidades de varios Km por segundo. Apenas me queda una luz de razonamiento para decirme a mí mismo: no te preocupes, soy todo lo que tengo en la memoria, eso soy, mí pasado estará presente mientras viva; ¿ y mi presente?, siempre transitorio. Es viernes, me digo; el sábado asado, el domingo, pastas. ¿lloverá?. Después, todo lo demás.