justicia
Justicia
Miles gritan por mí. Desaforados. Apretujados en un mar de
gritónes; que repetidamente corean mi
nombre, pidiendo mi presencia. Como si yo existiera fuera de ellos. Como si yo
no fuera parte de ellos. Como si cada uno de ellos, los gritónes indignados, no
hubieran tenido participación alguna en el hecho que repudian.
Más fuerte; y Más fuerte, el exigente grito. Prepotente, soberbio, como todo alarido
que nace de la indignación. Me convoca.
Mientras tanto, espero al justo; A él y sus huestes; que no están allí, entre
el gentío ruidoso.
Ellos, a los que espero, los invisibles, observan desde no muy lejos, en silencio; en profundo silencio, inmóviles. Aguardan que el flujo y el reflujo de la indignación agoten las fuerzas del grito de brazos extendidos y puños cerrados; para irrumpir humildes, pacíficos, con ideas claras. Ellos Me portarán. Los buenos.
Ellos, a los que espero, los invisibles, observan desde no muy lejos, en silencio; en profundo silencio, inmóviles. Aguardan que el flujo y el reflujo de la indignación agoten las fuerzas del grito de brazos extendidos y puños cerrados; para irrumpir humildes, pacíficos, con ideas claras. Ellos Me portarán. Los buenos.
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